sábado, 28 de abril de 2012

Desempolvando mi vida... Desempolvando mi guitarra

Tercera parte



Los años fueron pasando, las heridas se fueron cerrando, pero una vez que se cerraron, lo hicieron en falso. En cuanto algo de dolor venía a mí, esas heridas se abrían, de ellas volvían a brotar todos esos fantasmas, todos mis antiguos miedos, la soledad e incluso el odio… Mi ser era un volcán que podía explotar a la mínima señal de tristeza y dolor. Por eso me cerré a los demás, por eso no dejé que nadie conociera del todo a la persona que yo era.
Lo peor de esa época fue que me hice una adicta al ordenador, a Internet. No influyó mucho en mis calificaciones, pero sí me hizo olvidarme de mi mundo. Sólo pensaba en cuándo me podría volver a conectar para poder hablar con esas personas que no me conocían, porque al no saber nada de mí, no me podrían juzgar, no podrían saber qué era lo que me pasaba ni por qué me refugiaba en un mundo falso, de engaños y mentiras. Ahora reconozco que fue una tontería, algo irracional que me pudo haber hecho perder lo que más quiero en esta vida: a mi familia y a mis verdaderos amigos.
Al igual que desde unos años atrás me llevaba arrepintiendo de haber dejado de tocar, ahora me arrepentía de haberme enganchado a las redes sociales y demás páginas de las que no saqué nada bueno. Me arrepentía de haber dejado mi verdadera vida de lado. E igual que sabía que en un futuro no muy lejano volvería a coger la guitarra y volvería a sentir todas esas sensaciones olvidadas, también sabía que no me volvería a enganchar a algo tan tonto e impersonal como un ordenador, pero a esa edad, con sólo quince años, mi mente no era capaz de encontrar otra escapatoria, no era capaz de buscar alguna otra solución que bloqueara el dolor que habitaba en mí desde mi infancia. Mientras que yo recapacitaba sobre esto y cuando aún no tenía las cosas claras, mis padres trataron de ayudarme, pero sin resultados aparentes.
-Es como una droga, aunque no te des cuenta tiene los mismos efectos –me decía sabiamente mi madre-. No te está haciendo ningún bien, ¿no has visto que no puedes pasar un rato sin conectarte a esas odiosas y horribles páginas que sólo consiguen que dejes de lado los estudios?
-Tu madre tiene razón –la secundaba mi padre-. O haces algo pronto, o  en vez de la solución de tu madre de tener sólo una hora al día, directamente te quitaré Internet.
-Pero… Es que… -las palabras no me salían  en ese momento, siendo más tonta de lo que lo he sido nunca, me eché a llorar y me puse a decir que lo que decían era mentira-. No estoy enganchada, es sólo que…
-¡¿Por eso lloras cuando decimos de quitártelo?! –chillaba mi madre sin darme opción a explicarme.
Lo malo es que mis padres tenían razón y yo no supe darme cuenta hasta este momento, no supe ver que aquello que yo creía que era una escapatoria del mundo, una salida sin dolor, era lo que poco a poco me mataba. Y eso sólo conseguía empeorar las cosas, me hacía sentirme mal, sin fuerzas para seguir adelante. Pero tomé una decisión. Decidí centrarme en los estudios para que por lo menos si ahora las cosas no iban bien, en un futuro tendría una pequeña posibilidad de mejorar mi situación y de olvidar todo esto.
Quien más me ayudó en este momento, aparte de Lorena, a quien siempre tenía a mi lado, fue un nuevo amigo. Acababa de llegar al instituto y también sabía tocar la guitarra.
-Jack, me bloqueo al tocar, cuando cojo la guitarra… No sé, me da miedo, no siento lo mismo que antes pero quiero volver a tocar como antaño.
-Mira, Ester, teniendo una guitarra y experiencia, cógela y a darle caña. Es tan sencillo como eso, no tienes que ponerte nerviosa ni pensar que ya no te acordarás y que no te saldrá bien. Y una vez que empieces, lo demás es ponerse a perfeccionarlo hasta que te salgan callos en los dedos –añadía esto último con una suave risa.
Yo sabía que tenía razón, no podría ser tan complicado y supe que lo intentaría, supe que por lo menos, no lo dejaría ahora. Volvería a intentarlo, solo para descubrir si todavía recordaba aquellas melodías que me hacían soñar, aquellos acordes que mis manos sin ninguna orden de mi parte ejecutaban y que creaban algo perfecto, sino para los demás, para mí sí lo era.
Por eso decidí sacar la guitarra del armario, decidí que ya era hora de volver a cogerla, decidí que pasara lo que pasara, nunca más dejaría de tocar si cuando la volviera a coger, esta no me rechazaba por haberla tenido tanto tiempo olvidada.
Y la volví a tocar, volví a recordar cómo me sentía al tener a mi guitarra como confesora. Era una sensación única, maravillosa, increíble. Pero supe que a pesar de todo, no volvería aquella chica que empezó un sueño que poco a poco se convertía en realidad. Primero, porque ese sueño se había llenado de malos recuerdos. Segundo, porque con el paso del tiempo yo misma había cambiado, las heridas interiores sin cerrar que habían dejado en mí todos estos sucesos no me dejarían volver a ser la chica que cogía ilusionada su guitarra y la tocaba con la ilusión de dar grandes conciertos, volverse famosa…
Todo se volvió más complicado, sí. Pero también yo me volví más madura e inteligente y supe que nunca más me dejaría hacer daño. Y aunque suene imposible, difícil o increíble, es la verdad, nunca más me dejaré dañar. Guardaré mis esperanzas, sueños e ilusiones en un baúl del que nadie sepa su paradero. Y yo misma guardaré a esa chica risueña, la encerraré en una celda hasta que, como esa chiquilla soñaba de pequeña, su príncipe la encuentre y la ayude a superar todo lo vivido…

jueves, 26 de abril de 2012

Lo que no te mata, te hace más fuerte

Odiar y amar, todo es empezar


Hace tiempo que no subo otra parte de mi historia, pero la verdad es que no me apetece copiar y pegar algo que sentía hace tiempo, prefiero seguir con entradas como las dos últimas... Puede que no os guste tanto, o que os guste más; el caso es que lo necesito. Y si lo necesito, lo hago. Así de simple.

Por lo que hoy, haré lo mismo que la otra vez, sólo que con distintos sentimientos y sensaciones... La verdad es que es algo que se me da bien, expresar con palabras todo aquello que siento, veo o no tengo al alcance de mi mano... Diría que siempre es bueno. Pero estaría mintiendo. Por lo que sólo comentaré que es a veces aceptable dentro de lo que cabe... Aunque lo peor de todo, es la envidia que te hace sentir hacia los demás, hacia aquellos "sin sentimientos ni corazón". Eso va por todos aquellos que sienten, pero no padecen; que padecen, pero que no sienten...


Yo, por desgracia, soy de las que siente y padece, todo me afecta, siempre me involucro en todo demasiado, por lo que siempre todo me hace más daño de lo normal. Otra de mis cualidades es la de pensar... Diréis: "¡Qué tontería! Si todos nosotros pensamos". Y sí, estáis en lo cierto, todos nosotros pensamos, pero algunos más que otros. Yo siempre le doy millones de vueltas a las cosas, les busco otros significados... Y lo malo es que la mayoría de veces no veo la realidad, veo lo que quiero ver. Por eso sufro más, pero la verdad es que me sirve para ayudar a la gente, aunque luego yo salga perjudicada, me conformo con que lo demás estén bien...


Lo malo de los demás, es que suelen hacer promesa falsas. Prometen el cielo, la luna... Todo aquello que no está al alcance de nuestras manos, pero que en esos momentos nos creemos sin dudarlo...  Y claro, luego, cuando rompen esas promesas y nos quedamos vacíos, sin nada ni nadie en lo que creer, es cuando el dolor viene a hacernos compañía, nos echa un brazo por los hombros, bien sujetos, y nos dice: "Amigo mío, no puedes decir que no te lo advirtieron. Sabías de sobra lo que pasaría al final".


Y no nos olvidemos de la soledad... Porque no es, ni mucho menos, lo que la gente se espera o se cree. Todo el mundo piensa que la soledad consiste en estar solo, que nadie sea tu amigo, que no te hablen... Pero no, la soledad es muy distinto a eso... La soledad es el sentimiento de que los demás no te comprenden, de que por mucha gente que diga que te comprende, que está a tu lado, nada de eso es verdad, porque eres tu mismo quien tiene que hacer las cosas y al final los demás siempre te fallarán, por mucho que digan ser tus mejores amigos, en realidad todo es una bonita mentira que termina con un para siempre y lo remata con un nunca...


 Me gustaría poder escribir mucho más, de hecho tenía preparado muchísimo más, pero mi mente de vaga y tonta siente que no es momento para ponerlo, que no tiene ganas y que lo mejor sería irse a descansar, por lo que mañana continuaré con todo esto, porque aún me queda muchísimo por poner, y no todo malo.

Así que muy buenas noches a todos. Soñar con que sois fuertes, que nadie os dañará y que en un futuro todos vuestro sueños se cumplirán. Y os dejo una canción que me encanta y que muestra justo lo que yo quiero demostrar.

What doesn't kill you, make you stronger

miércoles, 25 de abril de 2012

El principio del fin...

Recuerdos, ilusiones, sueños y temores...

Hola, bloggeros, siento no haber podido escribir ayer, pero he tenido unos días un poco complicados y extraños... El caso es que por nada del mundo dejaré que eso me afecte, por lo que hoy, en vez de seguir con los capítulos de mi historia, podré palabras sin sentido convertidas en poemas, escritas con tanto sentimiento que me abruma, pero sé que es lo que tengo que hacer.

Así que, una vez hecha esta pequeña introducción, procedamos a poner esas palabras sin sentido que marcarán un final y un principio en mi vida...

El primer sentimiento de todos es el dolor, ese fiel amigo que todas las noches duerme a nuestro lado, que cada día nos persigue a todas partes sin descanso... A él le debemos todas esas noches sin dormir, pensando... O mejor dicho sintiendo... No, no es nada de eso, el dolor ni se piensa ni se siente, sólo se nota como un insecto molesto en una calurosa noche de verano...

El dolor nos hace sufrir, el sufrimiento nos anima a vivir

Lo cual ahora nos lleva a lo que sí hace daño de verdad y que va después del dolor: el sufrimiento. Algo que nadie quiere experimentar, pero que por desgracia  pasa bastante amenudo... Y no me extenderé mucho en esto, porque aquellos que lo sienten, saben a qué me refiero... Es algo la verdad que nunca más quisiera volver a vivir, pero la vida es así y el dolor y el sufrimiento sólo te hacen más fuerte...

Por muchas lágrimas que derrames, nada cambiará

La verdad, algo que podría hacer que dejara de sentirme así, sería alguna poción mágica contra todo mal, contra todos aquellos que me quieren dañar... Pero sé que olvidar las cosas o dejar de sentirlas no ayuda, tenemos que vivirlas y aprender de ellas, aprender tanto lo bueno como lo malo, para así poder ser más fuertes y en un futuro evitar todo aquello que nos quiera dañar, o por lo menos saber cómo sobrellevar el sufrimiento...
Nada te hará olvidar el dolor

Ahora hablaría de un tema que es algo que puede producir lo anterior... La soledad. Ese sentimiento de soledad que a todos nos acosa sin descanso, que nos hace infravalorarnos y que muchas veces, debido al dolor y al sufrimiento y el dolor, pensamos que nos lo merecemos, que si sufrimos tanto es porque en realidad todo lo hacemos mal y no nos merecemos nada bueno... Pero cuando la vida sólo te da palos y te hace comprender que la soledad siempre será tu mejor amiga, dejas de pensar en ella como en algo malo y lo conviertes en una rutina, dura, sí, pero al fin y al cabo, es algo a lo que nos acabamos acostumbrando...

La soledad, esa gran amiga que te acompaña cuando amaina la tempestad

Pero bueno, las cosas cambian, para bien o para mal, pero siempre hay un cambio que nos hace convertirnos en las personas que somos. Siempre nos hacen ser más fuertes y resistentes y ver la vida de otra manera, con muchas más ganas de vivir, porque aunque exista todo lo anterior, los momentos de felicidad compensan cada momento de sufrimiento pasado. Por eso es por lo que tenemos que tener una sonrisa en nuestro rostro, porque, como ya estoy cansada de escuchar, nunca se sabe quién se puede enamorar de nuestra sonrisa.

Una sonrisa vale más que todo el oro del mundo

 Por lo que, aunque la vida se pueda ver desde distintos puntos de vista, cada uno de nosotros tendremos el nuestro propio, con sus defectos, pero será nuestro y no debemos dejar que nadie lo cambie. En cuanto demos ese permiso, estaremos dejándoles cambiar nuestra personalidad y nuestra forma de vivir, cosa que bajo ninguna circunstancia debemos hacer. Ser nosotros mismos es lo mejor que nos puede pasar y que podemos hacer, porque como ya me han dicho, no nos podemos fiar no de uno mismo, pero por hacer una pequeña excepción de vez en cuando no perdemos nada. Así que os quiero ver a todos siguiendo vuestros ideales y sin cambiar por los demás, si no les gusta lo que hay, aquí no tienen nada que hacer.

Por muy iguales que seamos, siempre veremos todo a nuestra manera

 Después de analizar todo esto, lo siguiente que tenemos que hacer es apuntar en una lista, todo aquello que nos gustaría poder realizar, por lo menos una vez en la vida... Es algo que siempre viene bien, ya pondré algún día mi lista, que aunque está a medias, puede serviros para haceros una idea de a qué me refiero, pero para ir haciéndoos, una idea, diré que en esa lista podéis poner lo que queráis, aunque luego no lo cumpláis, os dará cierto sentimiento de libertad y de rebeldía que en caso de estar mal o tener la moral baja, nunca sobran.

Si no luchas por lo que quieres, difícilmente lo conseguirás

 Así que, después de una entrada tan larga y aburrida, recordaros que por mucho daño que os hagan, siempre tendréis que aprender de ello, por mucho dolor que nos produzca, una experiencia es una experiencia, y no sé vosotros, pero yo siempre he decidido vivirlas, por muy mal que crea que vayan a acabar o por mucho que piense que vaya a sufrir... De la experiencia se aprende, y más, por desgracia, si es dolorosa...


La risa es la mejor terapia: nos alegra, nos quita arrugas y acaba con nuestros miedos

 Por lo que os invito, no sólo a vivir, si no a vivir todo, exprimir cada experiencia lo máximo posible y después a ver los frutos que nuestro paso por la vida ha ido dejando. Es algo bastante complicado, pero no se pierde nada por intentarlo.

Por último, quería añadir esta canción que tanto me ha acompañado en el día de hoy... Espero que os guste.

lunes, 23 de abril de 2012

Día del libro

Quizá uno de los mejores días de mi vida...

Hoy es el famoso día del libro. Un día muy especial para mí, escritora aficionada con delirios de grandeza. Me gustaría poder decir que sé, o más o menos conozco la historia y el por qué de esta festividad, pero no es así, por lo que tendré que decir que me he enterado hoy en la entrega de premios de un concurso de relatos cortos, el cual no gané (pero el año que viene lo volveré a intentar). Por lo que os pondré un poquito de la historia que encontré en la siguiente página: www.diadellibro.eu
El origen del día del libro se remonta a 1930. El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes y Shakespeare. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. 
La idea original de esta celebración partió de Cataluña, del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés,  proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona. Poco después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro mundial, donde este día coincide con Sant Jordi (San Jorge), patrón de Cataluña y Aragón y es tradicional que los enamorados y personas queridas se intercambien una rosa y un libro.
 Después de esta pequeña introducción, procederé a "marcar" cuáles son, desde mi punto de vista, los pasos necesarios para ser un buen lector y para poder hacer honor a este gran día.

Lo que primero se necesita es un sitio tranquilo, donde puedas dejar a tu mente vagar por lugares de en sueño, maravillas creadas por nuestra imaginación y por la de los creadores de sueños, también llamado escritores.


Lo segundo que hace falta es un libro, cualquier libro. Todos ellos encierran en su interior misterios que debemos descubrir poco a poco, que tenemos que tomarnos con calma. Una buena lectura no consiste en acabarse pronto un libro, sino de disfrutar de cada pausa, cada coma, cada mundo que se crea en nuestra imaginación y convertirnos por un instante en esos personajes que tanto añoramos ser.


Lo tercero es disfruta de ese mundo que se crea en nuestra imaginación, que nos transporta a lugares que soñamos con visitar, pero que por cualquier motivo no podemos ir. Tenemos que disfrutar de cada descripción, leerla atentamente y crear ese mundo deseado en nuestra mente.


Y ahora, mi parte preferida de la lectura: convertirme en los personajes que previamente esas personas soñadoras y que nos regalan esos sueños, crean. Convertirme en una princesa que espera a su príncipe en su castillo, en la más valiente de las heroínas, en una humilde dama de la que consigue sobre ponerse a todo y convertirse en una referencia para todas las mujeres de la historia... O saber quién era ese chico olvidadizo que se enamoró de una chica que al principio pasaba de él, saber qué era lo que ese guerrero pensaba al ir a la guerra y dejar sus tierras atrás, quizá para no volverlas a ver...


Después de todos estos pasos, queda recordar lo obvio y lo que previamente ya conseguíamos: disfrutar de la lectura. No es sólo leerla bien ni transportarte a esos mundos siendo esos personajes que tanto admiras, no. La lectura también es una forma de pasar un buen rato, de divertirse y olvidarse del exterior. Es como escuchar una buena canción o pasar una tarde con tu mejor amigo... Es algo único que tenemos que apreciar.


Y podría seguir diciendo maravillas de ese arte que tanto me gusta, pero tampoco quisiera alargarme más, por lo que sólo me queda añadir, visto lo visto y dicho todo lo anterior:

Keep calm and let the game begin


Porque al fin y al cabo, en eso consiste la lectura, en calmarse y dejarse llevar por ella sin miedo, con la alegría con la que un explorador entra en una cueva en la que sabe que encontrará un gran tesoro... Eso es para mí la lectura, un tesoro que debemos cuidar, apreciar y tener siempre presente.

domingo, 22 de abril de 2012

Desempolvando mi vida... Desempolvando mi guitarra

Segunda parte. . .



Tan solo tenía siete años cuando la vi, tan perfecta, tan majestuosa… Era preciosa y me enamoré de ella en ese preciso instante. A pesar de su belleza exterior y de lo bien que se conservaba, era vieja, muy vieja.
Pero mis manos, a los ocho años, la consiguieron resucitar, consiguieron que aquellas melodías, aquellos acordes olvidados, volvieran a la vida. La guitarra, después de haberse pasado más de quince años en un armario cogiendo polvo desde que mi madre decidiera dejar de tocarla, volvió a recuperar esa grandeza que la caracterizaba.
Por aquel entonces, mi mejor amiga y yo comenzamos a tocar y nos dimos cuenta de que a las dos se nos daba muy bien. Mientras que yo iba a recibir clases en una iglesia, ella iba con un profesor particular. Todos los días me llamaba y hablábamos durante horas de lo que nos había pasado esa tarde, o de lo que habíamos aprendido, de si alguna de las dos estaba intentando crea una canción por su propia cuenta…
-Hola, Ester. ¿A que no sabes lo que me ha pasado hoy? –esa era casi siempre su forma de empezar una conversación.
Pero otras veces, empezaba diciendo:
-¡Hola! ¿Qué tal te ha ido la tarde? ¿Qué has hecho? ¿Nos vamos mañana a patinar sobre hielo?
-¡Hola, Sara! Pues me ha ido muy bien, te tengo que contar un millón de cosas. Y claro que quiero ir, ¿a la hora de siempre? –le contestaba yo entre risas y desbordante de una alegría y felicidad que pensé que jamás me abandonaría…
Siempre nos llevamos muy bien, éramos inseparables, por lo que en esos momentos de felicidad, era impensable que ocurriría lo que pasó a continuación. Un triste 25 de mayo, mi primer cumpleaños sin ella a mi lado, me hizo ver que esa amistad que de pequeñas habíamos forjado, abría la puerta para salir huyendo sin mirar atrás.
-Mamá… ¿Por qué ha pasado esto? ¿Por qué me ha dejado de hablar? ¿Por qué me ha dejado de lado y se ha olvidado de mí? ¿Ha sido por lago que he dicho o he hecho?
Las inseguridades y los miedos me perseguían, no era yo misma, no podía serlo. Una parte de mi ser se había marchado para no volver… ¿Cómo iba yo si quiera a pretender ser la chica de antes, si esa parte imprescindible de mí había sido arrancada a la fuerza dejando heridas que jamás se cerrarían ni dejarían de sangrar lágrimas de dolor, impotencia, tristeza y odio?
-Tranquila mi niña, tú no has hecho nada malo, no ha sido tu culpa… Si alguien así te ha dejado de lado, es porque en realidad no se merecía ser tu amiga… -pero mi llanto ahogaba sus palabras, que más que consolarme, me hundían más en mi dolor.
A partir de ese momento, desde que mis ojos derramaran tantas lágrimas, a los once años supe cómo sabía una traición, supe el dolor que esta provoca y las heridas sin opción a curar que deja. Pero sobre todo, supe que no volvería a ser la misma. Me encerré dentro de mí sin dejar que nadie, exceptuando a una amiga, se acercara a mí.  Dolía demasiado pensar que perdí a Sara, una gran amiga mía, a la que siempre la había contado todos mis secretos, todas mis dudas, todos mis miedos… Pero perdí algo más importante para mí: mi pasión por la guitarra.

Aunque en los sucesivos años después de que esto pasara seguí tocando, ya no era lo mismo, sentía que me bloqueaba cada vez que cogía mi guitarra, sentía que  ya nada me motivaba a seguir, a pesar que desde pequeña ese había sido mi mayor sueño… Yo quería seguir tocando, pero una barrera de emociones se cerraba dentro de mí cada vez que cogía la guitarra. Cuando me compraron una nueva, pensé que aún había algo de esperanza, que podría recuperar esa pasión que me hacía sentir única y especial cada vez que mis manos comenzaban a tocar… Pero la felicidad duró poco, concretamente unas semanas, después de pasado ese tiempo, mi madre puso sin querer la guitarra en un sitio que no estaba bien sujeta, se cayó y con ella se precipitaron hacia el vacío todas mis esperanzas e ilusiones de volver a ser aquella chica que vivía por un sueño…
A pesar de todo el dolor, me di cuenta de que una persona, a la cual ahora sigo queriendo tanto, siempre permanecería a mi lado. Lorena por aquel entonces me ayudó mucho, aunque para el mundo era una persona cerrada, yo sabía cómo era de verdad por dentro. Era una chica sentimental, con sus propios sueños, sus propias metas y sus pasiones. Era y es esa chica que me ha apoyado y que nunca se ha ido cuando peor estaba yo.
-Lorena, tengo que contarte algo…
-Ester, tranquila. ¿Quieres que esta tarde vayamos a mi casa y veamos una película? –ella captó en seguida mi tono de tristeza y melancolía y pensó en una solución rápida y a la vez factible para levantarme el ánimo.
En ese momento me di cuenta de que un buen amigo no es aquel que comparte tus aficiones o que está sólo cuando le conviene. Entendí que un amigo es mucho más que eso, es alguien que te escucha y que te intenta comprender, que permanece a tu lado por muy mal que se pongan las cosas, es aquel que cuando lo estás pasando realmente mal, llora contigo y que gracias a su presencia consigues sacar la única y verdadera sonrisa del día… Eso es la verdadera amistad, pero muy pocas veces se encuentra a alguien así, por lo que en esas pequeñas y raras ocasiones en las que lo conseguimos, tenemos que guardarlas como un tesoro.

Desempolvando mi vida... Desempolvando mi guitarra

Primera parte. . .

Una fina capa de polvo la cubría: había estado demasiado tiempo olvidada. Estaba triste, sola, sin tener un motivo por el que volver a recuperar su antigua y particular melodía. Sabía que por sí sola no podía continuar, por sí sola las cosas no eran iguales. Y echaba de menos esas manos que concienzudamente la recorrían, sacando de ella esos sonidos que a todos les hacía pararse y preguntarse qué sería esa singular y exótica melodía. También echaba de menos los sentimientos que esas manos conseguían que expresara en tan solo unos pocos minutos...
Echaba de menos en sí, todo aquello para lo que fue creada. Ahora estaba sola y necesitaba otra vez esa compañía que había estado a su lado durante años, necesitaba sentir aquello que la hacía resplandecer más que la más brillante estrella del firmamento, aquello por lo que esa chica que la tocaba vivía, aquello que llevaba en su alma y que nunca nadie conseguiría que ella borrara u olvidara.
Siempre la habían dicho que no lo dejara, que ella valía, que tenía un talento tremendo y que podría conseguir su sueño. Pero ella se volvió ciega, el dolor, el miedo y la tristeza la bloquearon, hicieron que su razón de vivir, su mayor sueño... Se fuera. Lo dejó de lado, sin mirar atrás, pero soñando con que algún día se reencontraría con esos fantasmas. Sabía que eso pasaría, pero temía ese día, temía pensar en todo aquello que eso conllevaba...
Pero para esa chica no sólo era un sueño, no sólo era música, no sólo es tocar y hacerlo bien... Para esa chica era muchísimo más, era poder expresar sus sentimientos, era la escapatoria diaria de su mundo, era aquello que la hacía sentir libre, que la acompañaba tanto en los buenos como en los malos momentos, era decir todo con muy poco... Para ella, lo era completa y absolutamente todo.
Así que, esa chica decidió volver a perseguir ese sueño, decidió que no lo dejaría porque la hubieran hecho daño, decidió que no volvería a dejar de lado aquello que la hacía olvidarse del mundo y entrar en uno del cual nadie sabía nada. Decidió que era el momento de continuar lo que un día dejó, sin miedo, solamente haciendo lo que mejor sabía: expresar sus sentimientos sin pensar en cómo lo hacía, adorando cada nota que salía de su antigua guitarra, adorando lo bien que las dos se compenetraban, queriendo volver a sentir lo que en su tiempo, el amor hacia ese instrumento y hacia la música en general producía en ella...
Esa chica supo que volvería a tocar, que volvería a coger la guitarra con las mismas ganas de antaño y que esta volvería a ser su confidente, que volvería a ser quien guardara todos sus secretos, quien por sus acordes y notas descubriría sus sentimientos, quien de por vida estaría a su lado para que ella se volviera a sentir segura. Siempre sería una simple guitarra, pero para la chica siempre sería parte de su alma.
Esta es la historia de esa chica, de esa guitarra, del afán de superación, de la alegría y la felicidad frente al dolor de una dura traición, del temor a un mundo del que no te ves partícipe, de la valentía de querer hacer lo que uno desea sin temer por lo que los demás te digan, de la verdadera amistad, de esas personas que sabes que en los malos momentos no te abandonarán… 
Esta es mi historia.

sábado, 21 de abril de 2012

Palabras de la vida

Una de mis historias más sentimentales...

Desempolvando mi vida... Desempolvando mi guitarra.
 Es difícil explicar de dónde saqué las fuerzas para relatar esta historia y para hacerlo sin derramar ni una sola lágrima... Me costó, es cierto, pero una vez que la empecé, me di cuenta de que me sentaba bien relatar lo que una vez me pasó y que me marcó para el resto de mi vida...
 Desde entonces no soy la misma, es algo que hizo que viera la vida de otra forma, que madurara antes de tiempo. Y ahora que lo pienso, no me arrepiento de nada, sólo de haber sido tan tonta y de seguirlo siendo, esperando que las cosas se solucionen, aún cuando ahora sí sé que es imposible...
La historia la titulé Desempolvando mi vida... Desempolvando mi guitarra  sencillamente porque es lo que hice: quitar las telarañas de mi vida para poder volver a rememorar aquellos sucesos y poder dejarlos por escrito para que quien se lo lea disfrute de una buena historia, aprenda algo de mi experiencia o simplemente, por amor a leer, tenga entre sus manos este escrito que le pueda emocionar.
Así que, llegados a este punto, sólo me queda deciros que disfrutéis de la historia tanto como podáis dentro de lo que cabe, porque no está demás recordar que, a pesar de todo, es triste, dura y sincera... O por lo menos a mí me lo parece.
Por lo que ahora sí, os invito a pasar a una parte de mí que llevaba escondida años y de la que muy pocos saben.

viernes, 20 de abril de 2012

Entre la realidad y la fantasía

Mi realidad y mi fantasía...

A veces es difícil distinguir entre la realidad y la fantasía, entre el mundo real y los sueños... Por eso mi vida es un constante ir y venir entre todos ellos, normal que a veces me pierda. Pero sé cómo encontrarme. Y lo más importante, sé cómo hacer que los demás me encuentren, que sepan que de verdad les quiero a mi lado...
Por eso siempre anoto todo lo que me pasa, ¿quién sabe si de ahí saldrá una bonita historia de amor o una gran aventura entre amigas?
De ahí que escriba esto, para poder ordenar mi vida, mis notas, mis historias y todo aquello que es importante para mí y sin lo cual jamás sabría vivir. Necesito plasmar tanto mis vivencias como mis sueños, temores, ilusiones... Todos ellos relatados en pequeñas novelas, algunas sin un final claro, otras acabadas extrañamente pero no por ello menos expresivas, sinceras o apasionantes.
El mundo de las palabras es algo asombroso, igual que el de los sueños, por ello ambos se juntan para redactar por mí todo lo que pienso escribir, ellos son los que guían mis pensamientos y mis manos, los que hacen posible que las fantasías se hagan realidad.
Por lo que, ya hecha la presentación, manos a la obra. Dejar que los sueños, las ilusiones, vuestros mayores deseos y esos miedo más escondidos renazcan en forma de palabras que llenarán vuestros corazones y enseñarán lecciones en algunos casos, que os ayudarán a superar cualquier situación, por complicada que sea.

 ¡Bienvenidos a mi mundo!