Romántica... Suicida... ¿La convinación perfecta?
Soy la dulce muerte,
soy tu deseado destino,
soy aquel amante asesino
que cada noche va a verte.
Soy ese aliento en tu cuello,
soy esa sombra que no ves,
soy el que te deja sin resuello,
el que te sigue estés donde estés.
Ése momento en silencio,
callando muertes y temiendo
todo aquello de lo que sales huyendo
y lo que hace que vayas callendo.
La luna despunta en el cielo.
La hora de los muertos comienza.
Sal corriendo si tienes miedo,
pero a la muerte no hay quien la venza.
Una vez que todo empieza,
la luna es testigo silencioso,
que la ve con críticos ojos,
actuar con fiera belleza.
Un espectáculo que merece la pena,
ver marchar las almas al más allá,
sentir que la sagre en tus venas
con la misma melodía cantará.
De noche se encuentran los amantes.
De noche suceden los crímenes.
La noche oculta todo aquello que sus visitantes
esconden entre tintes y diamantes.
Y mientras el sol empieza a salir,
desde mi ventana puedo sentir
todo aquello que la noche me quiso transmitir,
todo sin lo cual no podría vivir...
Pero recordarte duele,
amarte cansa.
La muerte me teme,
el silencio nunca descansa.
Tras esa pared de acero,
que se fomó de la nada,
está lo que más quiero,
la libertad coartada.
La frustracion liberada
da paso y a la vez retrasa
a la muerte que me abraza,
que me saca de esta farsa.
Pero el dolor es tan dulce,
la amargura tan cariñosa.
Intentas que no te capturen,
corres para librate de una bochornosa,
bochornosa pero agradable,
muerte vestida de seda, hermosa,
y te aferras a un sentimiento interminable.
Y mientras el silencio te persigue,
dejas de huír del miedo,
te enfrentas con pasión a lo más temible,
miras al ya casi ocurecido cielo,
te das cuenta de que ha pasado un día más
pero te dices que eso jamás se repetirá
que esta vez te dejarás llevar.
La oscura noche se llena de luz,
tenbrosa, segura, apararentemente inofensiva, perspicaz,
que muestra claramente al trasluz
el momento en el que los muertos se van a disfrazar...
La luna despunta en el cielo.
La hora de los muertos comienza.
Sal corriendo si tienes miedo,
pero a la muerte no hay quien la venza.
Una vez que todo empieza,
la luna es testigo silencioso,
que la ve con críticos ojos,
actuar con fiera belleza.
De repente, una fiera llama cruza la noche,
la noche que crea un precioso broche,
un broche rojo carmín en la muñeca,
una muñeca sangrante, hueca,
al igual que la persona a la que pertenece,
que poco a poco enloquece...
La dulce locura, amada y deseada,
temida, odiada, pero a la vez tan añorada,
lo más querido que tu mente jamás soñara,
aquello que te cambiará para siempre el mañana.
Una suave presión hace reaccionar tus instintos,
sientes que todo es ahora distinto,
te intentas convencer de que la hora ha llegado
y que por donde la muerte vino tu pronto te habrás marchado...
Su codicia se estremece ante los rubís
que descienden por tu suave piel de marfil.
Empiezas a sentir que es correcto estar allí,
que es correcto terminar así...
La noche te empieza a arropar con su oscuro manto,
acalla tu angustioso llanto,
te obliga a no rendirte después de haber luchado tanto,
escuchas su dulce canto.
El temor empieza a invadir tu cuerpo,
luchas contra aquello que te quita la vida,
pero en el mundo de los muertos,
las reglas son únicamente matar a todo ser que viva.
Así que no puedes detenerte,
no puedes parar.
Poco a poco,
lentamente,
escuchas a tu corazón suspirar
y piensas que eres un loco.
Pero la muerte te lleva, te atrae,
tú simplemente te dejas caer,
dejas de luchar,
no te vas a enfrentar
a aquello que no puedes ver
a aquello que la vida te extrae.
Tu último y aungustioso pensameniento,
lleno de remordimientos,
te hace creer que todo es un cuento.
Y mientras te vas adormeciendo,
y la noche se acurruca a tu lado
cantando una balada, un triste llanto,
oyes aquellos versos,
y en el último momento,
susurran un triste beso
seguido de un amargo te quiero.
soy tu deseado destino,
soy aquel amante asesino
que cada noche va a verte.
Soy ese aliento en tu cuello,
soy esa sombra que no ves,
soy el que te deja sin resuello,
el que te sigue estés donde estés.
Ése momento en silencio,
callando muertes y temiendo
todo aquello de lo que sales huyendo
y lo que hace que vayas callendo.
La luna despunta en el cielo.
La hora de los muertos comienza.
Sal corriendo si tienes miedo,
pero a la muerte no hay quien la venza.
Una vez que todo empieza,
la luna es testigo silencioso,
que la ve con críticos ojos,
actuar con fiera belleza.
Un espectáculo que merece la pena,
ver marchar las almas al más allá,
sentir que la sagre en tus venas
con la misma melodía cantará.
De noche se encuentran los amantes.
De noche suceden los crímenes.
La noche oculta todo aquello que sus visitantes
esconden entre tintes y diamantes.
Y mientras el sol empieza a salir,
desde mi ventana puedo sentir
todo aquello que la noche me quiso transmitir,
todo sin lo cual no podría vivir...
Pero recordarte duele,
amarte cansa.
La muerte me teme,
el silencio nunca descansa.
Tras esa pared de acero,
que se fomó de la nada,
está lo que más quiero,
la libertad coartada.
La frustracion liberada
da paso y a la vez retrasa
a la muerte que me abraza,
que me saca de esta farsa.
Pero el dolor es tan dulce,
la amargura tan cariñosa.
Intentas que no te capturen,
corres para librate de una bochornosa,
bochornosa pero agradable,
muerte vestida de seda, hermosa,
y te aferras a un sentimiento interminable.
Y mientras el silencio te persigue,
dejas de huír del miedo,
te enfrentas con pasión a lo más temible,
miras al ya casi ocurecido cielo,
te das cuenta de que ha pasado un día más
pero te dices que eso jamás se repetirá
que esta vez te dejarás llevar.
La oscura noche se llena de luz,
tenbrosa, segura, apararentemente inofensiva, perspicaz,
que muestra claramente al trasluz
el momento en el que los muertos se van a disfrazar...
La luna despunta en el cielo.
La hora de los muertos comienza.
Sal corriendo si tienes miedo,
pero a la muerte no hay quien la venza.
Una vez que todo empieza,
la luna es testigo silencioso,
que la ve con críticos ojos,
actuar con fiera belleza.
De repente, una fiera llama cruza la noche,
la noche que crea un precioso broche,
un broche rojo carmín en la muñeca,
una muñeca sangrante, hueca,
al igual que la persona a la que pertenece,
que poco a poco enloquece...
La dulce locura, amada y deseada,
temida, odiada, pero a la vez tan añorada,
lo más querido que tu mente jamás soñara,
aquello que te cambiará para siempre el mañana.
Una suave presión hace reaccionar tus instintos,
sientes que todo es ahora distinto,
te intentas convencer de que la hora ha llegado
y que por donde la muerte vino tu pronto te habrás marchado...
Su codicia se estremece ante los rubís
que descienden por tu suave piel de marfil.
Empiezas a sentir que es correcto estar allí,
que es correcto terminar así...
La noche te empieza a arropar con su oscuro manto,
acalla tu angustioso llanto,
te obliga a no rendirte después de haber luchado tanto,
escuchas su dulce canto.
El temor empieza a invadir tu cuerpo,
luchas contra aquello que te quita la vida,
pero en el mundo de los muertos,
las reglas son únicamente matar a todo ser que viva.
Así que no puedes detenerte,
no puedes parar.
Poco a poco,
lentamente,
escuchas a tu corazón suspirar
y piensas que eres un loco.
Pero la muerte te lleva, te atrae,
tú simplemente te dejas caer,
dejas de luchar,
no te vas a enfrentar
a aquello que no puedes ver
a aquello que la vida te extrae.
Tu último y aungustioso pensameniento,
lleno de remordimientos,
te hace creer que todo es un cuento.
Y mientras te vas adormeciendo,
y la noche se acurruca a tu lado
cantando una balada, un triste llanto,
oyes aquellos versos,
y en el último momento,
susurran un triste beso
seguido de un amargo te quiero.
es una canción????
ResponderEliminargracias por el viaje
bueno, lo escribí como si fuera una canción, quería que tuviera un toque... no sé, que tuviera esa musicalidad que lo hiciera más fácil el leer y de enterder...
Eliminargracias a ti por leerlo (:
ojala yo escribiera asi :'3 me encanta :3
ResponderEliminarmuchísimas gracias, dark, aunque no es para tanto, me alegro de que te guste (:
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