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viernes, 15 de septiembre de 2017

El peso de la realidad


Y fue buscando ese lugar, 
cuando perdí mi rumbo. 
Me alejé del camino marcado 
y fui a la deriva, dando tumbos.

Acabé en un espeso bosque, 
noche oscura y misteriosa, 
a lo lejos vislumbraba 
la silueta de una rosa.

Sus espinas relucían, 
dentro de su coraza de cristal, 
avisando, advirtiendo, 
que nadie se podía acercar.

Sus pétalos eran suaves, 
dulce olor al respirar, 
mas sus espinas imponían,
con ella no se podía jugar.

La rosa se escondía 
en el más bello rosal, 
rodeada de tinieblas, 
miedos y lágrimas.

"¿Qué te pasa, bella rosa,
 por qué no te dejas tocar? 
¿Quién te hizo tanto daño, 
por quién no paras de llorar?"

En la penumbra de la noche, 
la rosa se hizo escuchar.

"Quien aquí me encerró no fue otro, que esa, tu sociedad. 
Cuando te preguntes por qué la belleza se debe ocultar, 
entre espinas de tristeza, lágrimas y soledad, 
recuerda que no fue una persona quien la mató, 
sino el reflejo de muchas, críticas a traición. 

Cuando mires a tu alrededor, 
no observes el mundo que tus ojos ven, 
cuando pienses en culpables, no señales, mírales.
Jaulas de cristal, sonrisas falsas te regalarán, 
daño te causarán, si tu coraza no sabes alzar."

La triste rosa calló, 
y el peso de la realidad apareció. 

La culpa no es de quien lucha por sobrevivir, 
sino de quien la obligó a ocultarse, a mentir, 
a vivir en un jardín de dolor, 
protegiendo su ser y su corazón.