domingo, 24 de septiembre de 2017

Caminando hacia el... ¿Final?




No puedo dejar de pensar...
¿Dejará mi mente de funcionar?
Y como la mía...
¿La de los demás?

Miles de mentes más.

¿Qué sabrán?
¿Por qué la vida es vida?
¿Qué hay más allá?
¿Cuál fue el inicio?
¿Cuándo será el final?

Mentes pensantes rodeadas de realidad.

 ¿Realidad?
¿Qué será?
¿Quién sabrá?
¿Por qué no hay igualdad?

Dime, ¿quién en esta vida creerá?
¿Quién el camino seguirá?
¿Quién sufrirá sin parpadear?
¿Quién mirará atrás?

¿Se acordarán de lo vivido?
¿Pensarán en el destino
o en su triste final?

Se apagarán, 
su luz morirá,
sin vida estarán,
¿así terminará?

Pero... ¿Tanta importancia se le da al final
como para vivir temiendo y sin disfrutar? 


miércoles, 20 de septiembre de 2017

Jaulas de cristal



Al otro lado del río, más allá 
de donde la vista alcanza a mirar,
se alza un pequeño castillo.
¿A quién pertenecerá?
Por sus praderas cada día
una joven veo pasear.
Haga el tiempo que haga,
siempre en ellas está.
Hasta mí llega su melodía,
dulce y bello cantar,
y el perfume de las rosas
que en su jardín debió plantar.
  En la torre más alta
de noche sale a mirar
cómo el cielo se llena de estrellas.
Y se pone a llorar.
Nunca entendí su llanto
ni puede ir a preguntar.
Mas escuché en su canto
que ella jamás escapará.

La bella dama vive encerrada
en su jaula de cristal.
Viviendo feliz de día,
sufriendo de noche la realidad.

martes, 19 de septiembre de 2017

Ver y sentir... Con los ojos del corazón



El frío cubría de una ligera escarcha las ventanas del salón. La temperatura exterior debía alcanzar límites que hasta ahora ella no había sentido en su delicada piel. Seguía avanzando a pesar de que sus pies se enfriaban con cada paso que le acercaba al gran ventanal. Pasos que le alejaban del calor que desprendía el fuego de la chimenea. Pero quería contemplar aquello que sus ojos nunca habían podido apreciar.

Frente al ventanal había un sofá en el cual se apoyó para observar el exterior. Al hacerlo, lágrimas de felicidad cayeron por sus ojos: jamás había contemplado algo tan bello. La ladera de la montaña estaba cubierta por muchas capas de nieve. Desde la distancia se apreciaba su suavidad, su blancura; parecía estar hecha del mismo material delicado que forma las nubes, como un algodón de azúcar en manos de un niño de mirada entusiasta.

El atardecer dotaba dicha estampa de una magia especial. La sombra de los árboles sobre la nieve y la leve niebla que se estaba empezando a alzar sobre la ladera de la montaña creaban un aura misteriosa. ¿Qué habría más allá del bosque? ¿Y en lo alto de la montaña?

Se fue corriendo hacia una de las ventanas del piso de arriba, cuyas vistas daban hacia la parte más alta de la montaña. La oscuridad poco a poco iba ganando terreno y cubriendo todo, aportando un toque más tétrico que misterioso; pero a ella le encantaba contemplar el misticismo que desprendía.

Sus pensamientos se perdieron en todos los libros que había leído y en todas aquellas películas que habían intentado recrear las sensaciones que en ese momento la inundaban. Pero descubrió que vivirlo era mucho más satisfactorio.

Quería salir al exterior, sentir el frío en su cara y la nieve bajo sus pies. Pero sabía que si lo hacía, aunque fueran unos minutos, corría el riego de coger un gran resfriado. Por lo tanto se quedó admirando el bello paisaje que le estaba siendo ofrecido. Respiró onda, cerró los ojos y dejó que las sensaciones calentaran y acunaran su ser.

La tranquilidad y el olor que había a su alrededor le resultaban familiar. Poco a poco se fue dando cuenta de los brazos que desde hacía un rato le arropaban. Permaneció con los ojos cerrados y una leve sonrisa asomó a sus labios. ¿Podía haber algo más perfecto que ese momento?

-Te quiero.

Su cuerpo tembló al oír aquel leve susurro en su oído. El calor se convirtió en parte de su ser y la sonrisa se bañó en dulces y alegres lágrimas.

Giró su cuerpo ligeramente para quedar frente a esa fuente de calor que la había abrazado por la espalda. Abrió sus ojos poco a poco, vislumbrando un rostro que amaba y la más bella sonrisa que jamás había podido observar. Sus brazos subieron y se enroscaron alrededor de él, juntando sus cuerpos.

Un suspiro salió de sus labios, mientras pronunciaba con el mayor cariño aquellas dos palabras, las más sinceras y tiernas, que salían directas de su corazón.


-Te quiero.



lunes, 18 de septiembre de 2017

Aceptando la ignorancia


No sé qué es esta vida,
ni por qué estamos aquí. 
No sé si existe la salida
o si vivimos por vivir.

No sé si mi conciencia es mía,
ni si lo son los versos que escribí;
ni siquiera sé quién soy
o quién fui.

No conozco el significado, 
es algo que me queda por descubrir.
No conozco otro camino
salvo el que siento que debo seguir.

¿Quién soy, quién eres, quiénes somos?
¿Por qué estamos aquí?
¿Nos han traído, secuestrado
o simplemente tuvo que ser así?

No sé por qué te conocí,
solo sé que fue así.
No sé por qué sentí,
¿en eso consiste vivir?

Todo es tan relativo
que no me atrevo a mentir,
solo digo la verdad,
no sé qué significa existir.


 

viernes, 15 de septiembre de 2017

El peso de la realidad


Y fue buscando ese lugar, 
cuando perdí mi rumbo. 
Me alejé del camino marcado 
y fui a la deriva, dando tumbos.

Acabé en un espeso bosque, 
noche oscura y misteriosa, 
a lo lejos vislumbraba 
la silueta de una rosa.

Sus espinas relucían, 
dentro de su coraza de cristal, 
avisando, advirtiendo, 
que nadie se podía acercar.

Sus pétalos eran suaves, 
dulce olor al respirar, 
mas sus espinas imponían,
con ella no se podía jugar.

La rosa se escondía 
en el más bello rosal, 
rodeada de tinieblas, 
miedos y lágrimas.

"¿Qué te pasa, bella rosa,
 por qué no te dejas tocar? 
¿Quién te hizo tanto daño, 
por quién no paras de llorar?"

En la penumbra de la noche, 
la rosa se hizo escuchar.

"Quien aquí me encerró no fue otro, que esa, tu sociedad. 
Cuando te preguntes por qué la belleza se debe ocultar, 
entre espinas de tristeza, lágrimas y soledad, 
recuerda que no fue una persona quien la mató, 
sino el reflejo de muchas, críticas a traición. 

Cuando mires a tu alrededor, 
no observes el mundo que tus ojos ven, 
cuando pienses en culpables, no señales, mírales.
Jaulas de cristal, sonrisas falsas te regalarán, 
daño te causarán, si tu coraza no sabes alzar."

La triste rosa calló, 
y el peso de la realidad apareció. 

La culpa no es de quien lucha por sobrevivir, 
sino de quien la obligó a ocultarse, a mentir, 
a vivir en un jardín de dolor, 
protegiendo su ser y su corazón.


jueves, 24 de agosto de 2017

Looking for an EXIT


Click.


En el espeso silencio que inundaba la habitación, aquel pequeño sonido pareció un grito. Un grito de liberación que durante las próximas horas dejaría volar su mente hacia aquellos recuerdos que, a día de hoy, parecían tan lejanos. 

La música empezó a sonar en sus cascos, retumbando en su cabeza. Aquella canción le había acompañado durante años, durante todos aquellos momentos que le llevaron a escribir sus penas, tristezas y las pocas alegrías que tenía en un simple blog.

Tantos años habían pasado que ya ni recordaba sus propios sentimientos. Su instinto había creado una coraza protectora alrededor de su corazón, de todo su ser.

Pero llegó el día. Sabía que tenía que llegar...

Abrió su viejo blog y empezó a leer, a ver qué le había pasado a esa chica que parecía triste, sumida en una dolorosa desesperación.

Esa chica... Esa niña... ¿De verdad había sido ella quién había sentido y sufrido cada letra escrita?

Poco a poco la canción le devolvió todos aquellos recuerdos, todo el dolor, todos los sentimientos que tenía encerrados en un baúl al fondo de su memoria. Recuerdos que no quería rememorar, por si el dolor seguía latente en ellos.

Pero quiso recordar, fue tan tonta que quiso reconciliarse con aquella niña que en su momento había sido.

Y siguió leyendo. Quería descubrir cómo podía perdonarse a sí misma.

Aquella triste chica se había convertido en una mujer dura, sin sentimientos, a la cual le costaba expresar su cariño y todo el amor que tenía dentro.

Esa mujer, a día de hoy, buscaba encontrarse a sí misma. Y perdonarse.

No había nada que deseara más que encontrar la salida, aquella salida que, a través de sus palabras, siempre había estado buscando.

El dolor ya había consumido demasiados años de su vida. Pero eso no volvería a ser así.

Hoy sería el día del cambio, el día en el que volvería a dejar salir todas las emociones que sentía. A pesar de que el dolor volviera, por mucho miedo que le tuviera, sabía que tenía que hacerle frente, demostrar toda la fortaleza que había conseguido con el paso de los años.

Ella podía con todo. Pero tenía que demostrárselo a sí misma.

Continuó la lectura de aquellas palabras que sus dedos habían tecleado tantos años atrás. De esas frases, versos, estrofas en las cuales había puesto su corazón y su alma.

Respiró. Suspiró. 

Se sentó una vez más frente a la pantalla de su ordenador.

En el silencio de la habitación, se oyó el sonido de su ratón pulsando el botón que haría que la música sonara en sus cascos y, una vez más, dejó que sus dedos soñaran, suspiraran y vivieran las palabras que escribían; volvió a plasmar sus más oscuros y profundos pensamientos.

Se sintió como en casa mientras aquella canción que tantas lágrimas había hecho caer de sus ojos sonaba. Se sintió identificada.

Había dado el primer paso para encontrar su salida.

Y esta vez estaba segura: la encontraría.
 

jueves, 26 de noviembre de 2015

~ Ice around her heart ~


"¿Ves cómo sales perdiendo?". Sí, salgo perdiendo.

Y tengo tanto miedo de perderte...

Me duele tanto volver a encariñarme...

Soy tan insegura de mí misma...

Aún sigo esperando a que me digas que todo es mentira, que no me quieres, que realmente no viste nada en mí...

Y duele tanto vivir día a día con esa carga...

Pensar que realmente nunca me quisiste, esperar a que me dejes de lado como todos los demás, a que me dejes tirada sin tener en cuenta mis sentimientos, a que pases por encima mía y arrases con todo lo que hay en mi interior.

La parte de mí que, desde hace tantos años, vive con miedo... Esa parte que necesita un abrazo, que la cuiden y la mimen, esa adolescente que jamás puedo ser ella misma, aquella chica que necesitaba a alguien a su lado que la quisiera y solamente encontró un espacio en blanco lleno de su soledad y tristeza más profunda.

Todo lo que en aquellos años pasó a esa chica se quedó viviendo dentro de ella, sin una forma de salir, sin forma de expresar su dolor. Contuvo todos los sentimientos y escondió su miedo, su dolor, sus sentimientos, bajo capas de quien ella realmente quería ser y jamás pudo ser.

Esa chica que todavía guarda dentro de sí todo aquello que una vez la hizo daño, todos aquellos miedos que jamás la abandonaron: sus demonios. La perseguían día y noche; a veces, cuando creía que tenía un descanso y se creía feliz, los demonios volvían a asaltarla.

"No eres nada".

"Eres fea".

"Eres estúpida".

"Jamás llegarás a ser nada en esta vida".

"Acabarás en cualquier trabajo, si es que consigues alguno".

"No te esfuerzas".

"Tú lo único que tienes es cuento".

Y una larga lista de cosas que ella poquito a poco iba guardando dentro de sí. Eran frases, palabras, que iban construyendo una barrera a su alrededor, una gélida y fría pared hacia su interior que nadie podría nunca traspasar.

Ella misma se alejaba del resto, no dejaba pasar a nadie...

Al menos así había sido.

El día de dejar entrar a alguien a su corazón había llegado de la forma más insospechada, sin siquiera darse cuenta. Y ahora estaba sufriendo las consecuencias.

Le quería, locamente. Le necesitaba, muchísimo. Quería estar con él.

Pero sus miedos y sus demonios no se iban.

"Letrasada".

"Déjala, ella es de letras".

"¿Sabes nada sobre esto? ¿Y de esto otro? Tú solamente sabes hacer cosas como 2+2".

"Lo tuyo no es lo importante".

"Realmente no haces nada".

Y, ¿sabes qué? Esas palabras cortaban dentro de ella. Su corazón las guardaba, coleccionaba cicatrices, heridas de guerras antiguas mal remendadas, retazos de todo aquel dolor que ella guardaba dentro de sí.

-¿Y ahora qué hago? - Se preguntaba a sí misma -. ¿Cómo seguir adelante dejando de lado todos mis miedos? ¿Cómo vivir? ¿Cómo ser yo?

Aún a día de hoy, esa chica sigue esperando que la decepciones, pese a que has sido el único que realmente ha hecho algo por ella. Quizá ese es el motivo: que después de tan malas expericiencias no se cree que todo pueda salir bien...

martes, 21 de julio de 2015

Bienvenida de nuevo a casa.

Frío. Hace mucho frío. 

¿Dónde estoy? 

Mi último recuerdo fue quedarme dormida en mi cama y... Y, de repente, no sé cómo, estar aquí.

Pero... ¿Dónde es aquí? 


Estoy sentada en un suelo duro, frío, sucio y con grietas. Mi pijama ya no está y en su lugar llevo un viejo traje manchado y rasgado.
Intento levantarme apoyándome en una pared cercana, pero mis piernas no me sostienen.

 
Estoy intentando sentarme de nuevo cuando, a lo lejos, se oyen unos pasos débiles, sin apenas fuerza. 

De repente un brusco golpe me asusta y hace que mi corazón lata mucho más deprisa.

Poco después, me doy cuenta de que los pasos se han convertido en un desagradable sonido, como si algo pesado fuera arrastrado en contra de su voluntad.

La fuente de dicho sonido se va acercando y mis ojos, antes cerrados por el miedo y en la más completa oscuridad, se abren para contemplar la macabra escena.

Es una muñeca, del tamaño de una persona. Está siendo arrastrada por un encapuchado que se esconde tras las sombras, cuyo ritmo va haciéndose más lento a cada paso que da.

Bruscamente la muñeca abre los ojos y centra su mirada penetrante en mí. 

Lo que veo me desgarra: dolor, pesadumbre, miedo, incredulidad, incertidumbre, temor...

Es una muñeca rota a la que llevan al cementerio de juguetes rotos. Ha dejado de ser útil, ya no tiene nada por lo que vivir. Sabe cuál es su destino y lo sufre. 

Su lúgubre mirada, un grito de ayuda. Me pide que vaya a salvarla, que la rescate y la saque de ese pésimo futuro en un lugar del que jamás saldrá.

Yo quiero ayudarla, me gustaría poder quitar el dolor de esos ojos, la angustia que hay en su corazón. 

Dentro de mí siento el vacío que hay dentro de la muñeca rota, siento su soledad y su pena, su amargura y su angustia; veo sus demonios, que arañan sus entrañas en busca de todos aquellos recuerdos y sentimientos que la muñeca rota atesoraba y que poco a poco va perdiendo. Unos demonios que la llenan de miedos y temores, que la destruyen desde dentro.

Cierro los ojos, cojo aire y vuelvo a mirar a la muñeca.

Miro hacia arriba, a la maligna sonrisa que ahora hay en sus ojos, las lágrimas no derramadas que esconden. Pero lo que más llama la atención es su mueca de superioridad.

Y, de repente, me doy cuenta. Yo soy esa muñeca rota. Yo soy quien está en el suelo, acabada, derrotada, siendo arrastrada al lugar oscuro y tenebroso del que jamás podré salir.

Es mi mirada ahora la que suplica ayuda a la muñeca, perfectamente arreglada y cuidada.

Sus ojos me miran sin piedad; su boca, una mueca siniestra.

-Ambas estamos en el mismo barco. Yo soy quien tú quieres que sea, ves lo que quieres ver. No hay escapatoria, jamás la hubo. Bienvenida de nuevo a casa.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Seeking for freedom



Iba centrada en su música. Nada del exterior perturbaba su dulce concentración.

When we were young the future was so bright
The old neighborhood was so alive
And every kid on the whole damn street
Was gonna make it big in every beat

En su cabeza, miles de pensamientos volaban libres, hacia un lugar en el cual podrían ser ellos mismos.

¿Podía ser ella misma? ¿Actuaba como realmente era? ¿Quién era ella?

Miró a su alrededor. El mismo vagón de todos los días, pero con diferentes cambios. Personas distintas, pero a la vez con ciertas igualdades. Mundos diferentes; situaciones, sentimientos, vivencias similares.

¿Quiénes eran ellos? ¿Por qué eran tan parecidos pero a la vez tan diferentes? ¿Qué les hacía iguales? ¿Qué les diferenciaba?

A lo lejos vio a aquel chico poniendo los pies sobre el asiento de en frente. Y como él, muchos más harían lo mismo. A su izquierda, un hombre dejó un periódico en su asiento al levantarse y salir del vagón. La mujer que se sentó posteriormente en ese asiento vacío cogió el periódico y empezó a leerlo. Aquella muchacha que con todos sus bártulos ocupaba cuatro asientos para ella sola. Esa estación en la que el tren se llenaba y veías tu espacio personal reducido a nada. Ese sonido inconfundible de que o te dabas prisa, o perdías el tren.

Gente corriendo. Gente tranquila. Gente leyendo. Gente viajando. Gente yendo a trabajar. Gente yendo a estudiar...

¿Por qué se veían como seres distintos y a la vez todos latían según el ritmo del corazón de la sociedad?

¿De verdad somos diferentes? ¿De verdad somos iguales?

¿Qué somos?

Dejó de pensar en todo aquello que día a día sus ojos veían y se volvió a centrar en la música.

Now the neighborhood's cracked and torn
The kids are grown up but their lives are worn
How can one little street
Swallow so many lives


Cambios. En eso se reducía la vida.


Cambios constantes que creaban un camino... El cual no era sencillo. A cada paso que dabas había una nueva trampa, una piedra que te hacía tropezar, una bifurcación que te hacía dudar, una persona que te intentaba engañar, tu propia sombra obligándote a huir...


Cada elección era un cambio, una oportunidad.


Chances thrown
Nothing's free
Longing for
Used to be
Still it's hard
Hard to see
Fragile lives
shattered dreams


¿Lo malo de la sociadad?


Si un cambio se ponía de moda, todos lo seguían.


¿Somos diferentes? ¿Queremos serlo?


¿Somos iguales? ¿Nos obligan a serlo? ¿Nos obligamos nosotros mismos inconscientemente a serlo?


A cada paso que damos en esa vida, un nuevo cambio va surgiendo, una nueva decisión, un nuevo camino. Cada uno es dueño de sus propios pensamientos y consecuente con sus propias decisiones. Sean correctas, sean erróneas; cada uno elige qué paso dar.

Jenny had a chance, well she really did
Instead she dropped out and had a couple of kids
Mark still lives at home cause he's got no job
He just plays guitar and smokes a lot of pot

Pero, entonces, ¿por qué acabamos en las mismas rutinas, persiguiendo los mismos sueños, llorando las mismas penas, dejando de lado los mismos valores? ¿En todo caso, lo hacemos? Habrá gente que discrepe, quizá no es así. Quizá sí es así. Quizá no se sepa.


Jay committed suicide
Brandon OD'd and died
What the hell is going on?
The cruellest dream - reality


De ser así, ¿seríamos personas distintas pero queriendo copiar la vida de otros? ¿Queremos parecer todos iguales ante los ojos de la sociedad? ¿Tenemos miedo a destacar pero también tememos la igualdad?


Chances thrown
Nothing's free
Longing for
Used to be
Still it's hard
Hard to see
Fragile lives
shattered dreams


Cada uno de nosotros lucha por una meta, en nuestras mentes, pueden parecer distintas. Pero, para quien ve todo desde fuera, se da cuenta de que perseguimos los mismos sueños, con distintos nombres; las mismas metas, con distinto paso; seguimos las mismas rutinas, en distintas vidas; nos dejamos guiar ciegamente por el ritmo que marca el corazón de la sociedad, somos simples glóbulos rojos corriendo por un mar de soledad, buscando nuestro destino, buscando la verdad; todos juntos necesarios, pero alguno de nosotros prescindible; solitarios, pero necesitados de compañía; temerosos, pero temerarios; con razón, pero sin usarla; con corazón, helado.

Somos ovejas guiadas hacia un destino incierto, obligadas a permanecer en comunidad, todos y cada una de ellas blancas, obedientes. La oveja negra es deshechada, por estar corrompida por ideas de libertad. Si hoy en día existe un mito, ese es el de la libertad. Cada oveja es libre de expresar su disgusto por quedarse sin lana, cada oveja puede desdeñar el pasto que está obligada a comer día tras día. A pesar de ello, no tienen opción, no pueden elegir. Viven condicionadas, pensando en sus mentes que viven libres, muriendo día a día, pudriéndose en el sueño de su amada "libertad".

El ladrón de recuerdos


Todavía era noche cerrada cuando sus ojos se abrieron y la bruma del sueño se fue difuminando. Era raro que se despertara en mitad de la noche, solía dormir de un tirón, sin nada que perturbase su plácido sueño.

Pero aquella noche no era una noche cualquiera. En el ambiente podía sentirse una intranquila electricidad que consumía el aire y creaba una pesada atmósfera.

Miró a su alrededor, sin aliento, mientras intentaba que un poco de aire consiguiera entrar en sus pulmones. Estaba empezando a cansarse de esa situación. Quizá seguía soñando...

En ese momento, al recorrer toda la habitación, su mirada encontró algo en el rincón más alejado. ¿Qué sería aquello? Recordaba muy bien cómo dejó sus cosas antes de irse a dormir y sabía que allí no había nada más que su preciada guitarra.

Entonces, ¿qué era aquello? Fuera lo que fuera, se había situado entre la puerta y ella, obstruyendo la única salida que tendría si quisiera huir, en caso de ser necesaria una rápida huida.

Cerró los ojos un momento. Sentía un ligero malestar en el estómago, una pesadez en los pulmones... Mientras, su cerebro gritaba una advertencia, suplicaba que huyera. Pero su cuerpo no obedecía sus órdenes. Intentó abrir los ojos, pero estos permanecieron cerrados.

De repente, un calor inusual inundó su cuerpo y el pánico empezó a apoderarse poco a poco de sus sentidos. Era el calor que producía el miedo, colándose por cada recoveco de su ser. Contrastando aquel repentino calor, un frío aliento recorrió su rostro y sus huesos se helaron. Lo que quiera que fuera aquello que había visto durante unos escasos segundo estaba frente a ella, jugando con su miedo, con sus sensaciones, intentaba acorrararla en aquella habitación, en su propia mente...

En ese momento unos dedos tan fríos como el hielo recorrieron su mejilla, dejando a su paso un leve rastro de dolor. Mientras, una sombra se paseaba por su mente, husmeando, vagando por sus sueños, recuerdos, pensamientos...

Hasta que encontró lo que iba buscando. Un pequeño recuerdo enterrado, tan lejano en su memoria que ni ella misma se habría acordado de él... Un doloroso recuerdo, oculto en el baúl de los recuerdos prohibidos y los sueños rotos. Algo que ensombrecía su alma y con lo que cargaba a su espalda día tras día sin saberlo, sin ser consciente de que estaba ahí...

Antes de que pudiera hacer nada o pensar detenidamente en aquel recuerdo, sintió que poco a poco aquella presencia se retiraba de su mente, de su habitación. Y aquel recuerdo se esfumó. Intentó volver a recordarlo, pero había desaparecido del baúl en el que lo tenía encerrado, ya no estaba ahí.

¿Por qué aquella estraña sombra había ido a por ella? ¿Por qué buscaba justamente ese recuerdo? ¿Qué había hecho exactamente con él? ¿Qué le habría hecho a ella?