jueves, 3 de abril de 2014

Pequeño relato 2: Leyendas en una noche de tormenta

Frías gotas de lluvia caían sobre una túnica negra que recorría el pequeño pueblo situado en lo alto del acantilado. Con aquella tormenta en su punto álgido, ninguno de sus habitantes se hubiera atrevido a salir de la protección que ofrecían sus casas. Sólo una oscura silueta se percibía, difícilmente, vagando por las calles sin rumbo aparente.

Su paso era rápido, como si estuviera huyendo de algo... Las gotas de lluvia que caían sobre su túnica resbalaban y caían al suelo, escurridizo y húmedo. La tormenta no iba a amainar; al contrario, con cada paso que daba, la lluvia caía con más fuerza.


De repente, un trueno retumbó a lo lejos. Pero nada conseguiría sobresaltarle. Aquel caminante nocturno tenía un claro destino.

Sus pasos le guiaron hacia un camino que llevaba desde el pueblo hasta las orillas del mar, bajo el acantilado... Su destino, el bosque. En concreto, un pequeño claro en el cual, detrás de una cascada, se escondía una cueva.

La cueva estaba alejada de la playa, siguiendo un sendero por el que pocos se atreverían a caminar. Y los más valientes, al llegar al final del sendero, no verían más que una cascada cayendo sobre un gran estanque de aguas turquesas y rodeado de altos árboles que, sin embargo, no ocultaban el sol en los días cálidos...

Pero aquella noche todo era distinto, aquel camino estaba embarrado, resbaladizo, y el estanque no era turquesa. Un negro profundo teñía sus aguas dándole un aspecto tenebroso. Los árboles se cerraban sobre el cielo, impidiendo que la lluvia cayera en aquel claro del bosque.


La leyenda contaba que allí había sido asesinada una mujer, una bruja, y que en el lugar exacto en el que murió había surgido aquella cascada, formando un estanque y escondiendo un oscuro secreto. Los lugareños decían que su magia negra había desviado el curso del río que pasaba por el pueblo para que, en vez de caer al mar por el acantilado, fuera a lo largo de todo el pueblo hacia aquella parte del bosque.

También se hablaba sobre la montaña de la cual nacía el río. Muchas historias contaban que allí, antaño, había existido una orden de caballeros que se hacía llamar "Los caballeros de La cruz del Río". Parte de esta leyenda era real a la vista de todos, pues, en lo alto de la montaña, se distinguía una gran cruz negra, justo en el nacimiento del río.

Pero nunca nadie pudo demostrar la existencia de la Orden de la Cruz del Río. Aquellos valientes que decidían explorar montaña arriba, nunca regresaban... Aunque en apariencia no hacía falta subir la montaña para ver a los caballeros, pues algunos lugareños decían haberlos visto vagando por los bosques... 

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