lunes, 24 de noviembre de 2014

Seeking for freedom



Iba centrada en su música. Nada del exterior perturbaba su dulce concentración.

When we were young the future was so bright
The old neighborhood was so alive
And every kid on the whole damn street
Was gonna make it big in every beat

En su cabeza, miles de pensamientos volaban libres, hacia un lugar en el cual podrían ser ellos mismos.

¿Podía ser ella misma? ¿Actuaba como realmente era? ¿Quién era ella?

Miró a su alrededor. El mismo vagón de todos los días, pero con diferentes cambios. Personas distintas, pero a la vez con ciertas igualdades. Mundos diferentes; situaciones, sentimientos, vivencias similares.

¿Quiénes eran ellos? ¿Por qué eran tan parecidos pero a la vez tan diferentes? ¿Qué les hacía iguales? ¿Qué les diferenciaba?

A lo lejos vio a aquel chico poniendo los pies sobre el asiento de en frente. Y como él, muchos más harían lo mismo. A su izquierda, un hombre dejó un periódico en su asiento al levantarse y salir del vagón. La mujer que se sentó posteriormente en ese asiento vacío cogió el periódico y empezó a leerlo. Aquella muchacha que con todos sus bártulos ocupaba cuatro asientos para ella sola. Esa estación en la que el tren se llenaba y veías tu espacio personal reducido a nada. Ese sonido inconfundible de que o te dabas prisa, o perdías el tren.

Gente corriendo. Gente tranquila. Gente leyendo. Gente viajando. Gente yendo a trabajar. Gente yendo a estudiar...

¿Por qué se veían como seres distintos y a la vez todos latían según el ritmo del corazón de la sociedad?

¿De verdad somos diferentes? ¿De verdad somos iguales?

¿Qué somos?

Dejó de pensar en todo aquello que día a día sus ojos veían y se volvió a centrar en la música.

Now the neighborhood's cracked and torn
The kids are grown up but their lives are worn
How can one little street
Swallow so many lives


Cambios. En eso se reducía la vida.


Cambios constantes que creaban un camino... El cual no era sencillo. A cada paso que dabas había una nueva trampa, una piedra que te hacía tropezar, una bifurcación que te hacía dudar, una persona que te intentaba engañar, tu propia sombra obligándote a huir...


Cada elección era un cambio, una oportunidad.


Chances thrown
Nothing's free
Longing for
Used to be
Still it's hard
Hard to see
Fragile lives
shattered dreams


¿Lo malo de la sociadad?


Si un cambio se ponía de moda, todos lo seguían.


¿Somos diferentes? ¿Queremos serlo?


¿Somos iguales? ¿Nos obligan a serlo? ¿Nos obligamos nosotros mismos inconscientemente a serlo?


A cada paso que damos en esa vida, un nuevo cambio va surgiendo, una nueva decisión, un nuevo camino. Cada uno es dueño de sus propios pensamientos y consecuente con sus propias decisiones. Sean correctas, sean erróneas; cada uno elige qué paso dar.

Jenny had a chance, well she really did
Instead she dropped out and had a couple of kids
Mark still lives at home cause he's got no job
He just plays guitar and smokes a lot of pot

Pero, entonces, ¿por qué acabamos en las mismas rutinas, persiguiendo los mismos sueños, llorando las mismas penas, dejando de lado los mismos valores? ¿En todo caso, lo hacemos? Habrá gente que discrepe, quizá no es así. Quizá sí es así. Quizá no se sepa.


Jay committed suicide
Brandon OD'd and died
What the hell is going on?
The cruellest dream - reality


De ser así, ¿seríamos personas distintas pero queriendo copiar la vida de otros? ¿Queremos parecer todos iguales ante los ojos de la sociedad? ¿Tenemos miedo a destacar pero también tememos la igualdad?


Chances thrown
Nothing's free
Longing for
Used to be
Still it's hard
Hard to see
Fragile lives
shattered dreams


Cada uno de nosotros lucha por una meta, en nuestras mentes, pueden parecer distintas. Pero, para quien ve todo desde fuera, se da cuenta de que perseguimos los mismos sueños, con distintos nombres; las mismas metas, con distinto paso; seguimos las mismas rutinas, en distintas vidas; nos dejamos guiar ciegamente por el ritmo que marca el corazón de la sociedad, somos simples glóbulos rojos corriendo por un mar de soledad, buscando nuestro destino, buscando la verdad; todos juntos necesarios, pero alguno de nosotros prescindible; solitarios, pero necesitados de compañía; temerosos, pero temerarios; con razón, pero sin usarla; con corazón, helado.

Somos ovejas guiadas hacia un destino incierto, obligadas a permanecer en comunidad, todos y cada una de ellas blancas, obedientes. La oveja negra es deshechada, por estar corrompida por ideas de libertad. Si hoy en día existe un mito, ese es el de la libertad. Cada oveja es libre de expresar su disgusto por quedarse sin lana, cada oveja puede desdeñar el pasto que está obligada a comer día tras día. A pesar de ello, no tienen opción, no pueden elegir. Viven condicionadas, pensando en sus mentes que viven libres, muriendo día a día, pudriéndose en el sueño de su amada "libertad".

El ladrón de recuerdos


Todavía era noche cerrada cuando sus ojos se abrieron y la bruma del sueño se fue difuminando. Era raro que se despertara en mitad de la noche, solía dormir de un tirón, sin nada que perturbase su plácido sueño.

Pero aquella noche no era una noche cualquiera. En el ambiente podía sentirse una intranquila electricidad que consumía el aire y creaba una pesada atmósfera.

Miró a su alrededor, sin aliento, mientras intentaba que un poco de aire consiguiera entrar en sus pulmones. Estaba empezando a cansarse de esa situación. Quizá seguía soñando...

En ese momento, al recorrer toda la habitación, su mirada encontró algo en el rincón más alejado. ¿Qué sería aquello? Recordaba muy bien cómo dejó sus cosas antes de irse a dormir y sabía que allí no había nada más que su preciada guitarra.

Entonces, ¿qué era aquello? Fuera lo que fuera, se había situado entre la puerta y ella, obstruyendo la única salida que tendría si quisiera huir, en caso de ser necesaria una rápida huida.

Cerró los ojos un momento. Sentía un ligero malestar en el estómago, una pesadez en los pulmones... Mientras, su cerebro gritaba una advertencia, suplicaba que huyera. Pero su cuerpo no obedecía sus órdenes. Intentó abrir los ojos, pero estos permanecieron cerrados.

De repente, un calor inusual inundó su cuerpo y el pánico empezó a apoderarse poco a poco de sus sentidos. Era el calor que producía el miedo, colándose por cada recoveco de su ser. Contrastando aquel repentino calor, un frío aliento recorrió su rostro y sus huesos se helaron. Lo que quiera que fuera aquello que había visto durante unos escasos segundo estaba frente a ella, jugando con su miedo, con sus sensaciones, intentaba acorrararla en aquella habitación, en su propia mente...

En ese momento unos dedos tan fríos como el hielo recorrieron su mejilla, dejando a su paso un leve rastro de dolor. Mientras, una sombra se paseaba por su mente, husmeando, vagando por sus sueños, recuerdos, pensamientos...

Hasta que encontró lo que iba buscando. Un pequeño recuerdo enterrado, tan lejano en su memoria que ni ella misma se habría acordado de él... Un doloroso recuerdo, oculto en el baúl de los recuerdos prohibidos y los sueños rotos. Algo que ensombrecía su alma y con lo que cargaba a su espalda día tras día sin saberlo, sin ser consciente de que estaba ahí...

Antes de que pudiera hacer nada o pensar detenidamente en aquel recuerdo, sintió que poco a poco aquella presencia se retiraba de su mente, de su habitación. Y aquel recuerdo se esfumó. Intentó volver a recordarlo, pero había desaparecido del baúl en el que lo tenía encerrado, ya no estaba ahí.

¿Por qué aquella estraña sombra había ido a por ella? ¿Por qué buscaba justamente ese recuerdo? ¿Qué había hecho exactamente con él? ¿Qué le habría hecho a ella?