Belladonna
Prólogo
Catorce años antes
Foto principal de la historia, la flor de Belladonna. |
"Sonríe, Beatriz, aunque sea un mal día. Muestra tu bella sonrisa, ríe feliz y con alegría. Porque la risa es el motor de la vida, es la que mueve el mundo. Muchos dirán que es la codicia, la avaricia, la maldad, pero...
Pero yo, aquí y ahora, te digo que tu sonrisa hace mucho más.
Tiene el poder de alegrar un corazón, de crear una sonrisa en el rostro de un ser querido, de ayudarte a ver la vida con optimismo... Tiene el poder de crear, tanto en ti misma como en los demás, esperanzas. Esperanzas que como pequeñas mariposas vuelan libres en pos de sus sueños, que viajan por los cielos y a las que, confundiendo con estrellas, pides deseos...
Por lo tanto, por muy mal que estés, por muy gris que veas el mundo, sonríe y alégralo con tu sonrisa. Haz que esa felicidad se transmita al resto del mundo y verás cómo llegas lejos, más allá de las estrellas, al lugar donde habitan nuestros más profundos sueños y anhelos, y cumplirás todos y cada uno de ellos."
Veía el mundo, su vida, todos los momentos importantes y aquellos que creía olvidados, pasar delante de sus ojos. Sentía... Sentía cómo su respiración se calmaba, poco a poco más tranquila, más lenta, más pausada; cada vez entraba menos aire en sus pulmones...Pero su cuerpo tampoco es que lo necesitara. Llevaba tantos años muerto que sólo quería dejarse llevar. Su mente se quedó en blanco, nada pasaba por ella. No se percataba de lo que estaba pasando, no recordaba por qué debía seguir viviendo...Nada la habría hecho salir de ese círculo vicioso que es la muerte, nada... Excepto el amor, ese amor que sentía por aquella persona que en su memoria aparecía con una sonrisa, con una cara que mostraba alegría, felicidad.La recordaba con el pelo cortito, ropas anchas y cómodas, contenta con el mundo y tranquila, feliz de vivir y con ganas de seguir adelante. Una persona fuerte, de gran corazón, capaz de enamorar con sólo una mirada de sus ojos verdes, con una palabra de cariño dicha con su dulce y grave voz, con sólo un roce de su cuerpo...
Y por un momento se creyó que las cosas volvían a estar bien, que aquel corazón latía, que ese amor vivía, que todo resistiría. Creyó que jamás las cosas cambiarían, que todo a su lugar volvería... Creyó tantas mentiras... Se evadió en un mundo de fantasía intentando olvidar el dolor que su cuerpo sentía...Pero sabía que nada de eso volvería.De repente dejó de oír a su corazón palpitar. Dejó de oírse a sí misma respirar... Y en lo más hondo de su cuerpo nació un grito de rabia, de puro dolor. Un grito que pretendía echar de su cuerpo todo recuerdo de aquella persona a la cual la muerte se había llevado. Trató de gritar más fuerte, con su propia voz, para que el mundo entero se hiciera partícipe de su dolor, de su amor perdido, de todos aquellos momentos que jamás volvería a pasar con la persona que siempre quiso amar...La muerte le había arrancado cruelmente de sus manos... Y ella sólo quería dejar de recordar cada momento, quería dejar de gritar y poder respirar... Pero mientras caía al suelo desmayada y su respiración y su corazón descansaban por fin, echó una última mirada a la tumba que descendía dentro de la tierra, con rosas en ella colocadas, que descendía hasta el fondo de la tierra y que con ella se llevaba parte de su alma, de su vida y su corazón entero encerrada en ella como un tesoro, prisionero del amor, de un amor eterno.
"Cuando sueñas... y añoras lo que está lejos.Recuerdo... Recuerdo que llegué allí la primera. El metro estaba medio lleno, algo inusual un viernes por la mañana... Y más siendo día de fiesta. Habría preferido que estuviera algo más vacío, no soportaba ver llegar a tanta gente y que la persona a la que esperara llegara con cinco minutos de retraso... Y claro, con tanto jaleo no me vio.Él estaba en una esquina y yo en la otra cuando me llamó al móvil y nuestras miradas se cruzaron... No hizo falta coger la llamada entrante en mi móvil y pulsando la tecla de colgar, me dirigí a él a la vez que se acercaba a mí..Ahora que lo pienso más tranquilamente, fue un momento extraño. ¿Le daba dos besos? ¿Dos besos y un abrazo? ¿Decir un simple "Hola" cuando en nuestras miradas se apreciaba mucho, muchísimo más? Al final un breve abrazo y dos besos en la mejilla fue lo que, sin necesidad de palabras, decidimos los dos...Después, visto que era aún muy pronto y que los dos estábamos cansados, nos fuimos a un parque, nos sentamos en un banco y empezamos a hablar. El sol calentaba poco a poco el frío día, pero no lo suficiente para que se estuviera bien cuando se ocultaba tras las nubes. Debido a que al final, como ella había predicho, haría frío, no dejó de repetirle al muchacho que había hecho mal al no llevarse la sudadera y éste a su vez contestó que la próxima vez sería mejor que ella se lo recordara mandándole un mensaje por la mañana...Agotados todos los temas posibles de los que la extraña pareja pudiera hablar, cayó un largo silencio. No fue de esos que cuesta romper, ni que llegan a ser incómodos... Fue un dulce silencio, de alegría y comprensión... Fue mucho más de lo que aquellos dos muchachos quisieron reconocer.
Llegada casi la hora de la comida, no sabían a dónde ir, ella quería enseñarle sitios, algunos que le recordaban a su más tierna infancia y otros que le traían recientes recuerdos de su adolescencia...
Al final, se decidieron por el lugar que acabaría siendo mágico para ambos, un lugar que aquellos dos jóvenes siempre recordarían...
Un precioso parque, una fría tarde, una confesión que tardó en salir, pero que cuando salió, fue para hacerlos más felices.
I'll always remember you..."