La sombra y la canción
En la distancia escucho tu voz,
la oigo hasta en el fondo de mi corazón.
Canta una bella canción,
una canción de amor.
Es triste, causa dolor,
pero es que sangra de pasión,
pasión sin ton ni son,
que no encuentra razón
para la soledad que hayó.
Hayó en la soledad otro corazón,
pero éste veía la luz del sol.
Con él huyó,
se subió en el barco del amor.
Pero éste naufragó
y su pequeño corazón se perdió.
En el fondo del mar lo buscó.
Nadó, nadó y nadó,
pero nada encontró.
Lloró, lloró y lloró
y el cielo su dolor acompañó.
Suaves gotas como lágrimas vio.
Pero nada sintió,
porque sin su corazón,
nada tenía ya razón.
Pensó en cuánto tuvo y cuánto perdió,
en cuánto dio y cuánto amó...
Pero de nada le sirvió,
su corazón aún no apareció.
De pronto, una sombra vislumbró,
en cuyas manos se haya su corazón...
Ahora todo recordó.
La noche en el barco que naufragó,
en el cual su corazón perdió,
la sombra también viajó
y todo presenció.
Y esta sombra, por encontrar su corazón,
su vida dio.
Ella sabía del dolor,
sabía del amor,
también sabía de la pasión
y de lo que dolía una traición.
Por eso su corazón buscó
y hasta la muerte no paró.
Pero al final le pudo devolver el corazón,
lleno de ternura a él regresó.
Pero se sentía mal por la sombra que entregó
su vida por un roto corazón.
La sombra, sabias palabras usó
y si mal no recuerdo, su voz
la siguiente canción entonó:
"En un mar de lágrimas estuve yo.
En un mar de lágrimas mi corazón murió.
En un mar de dolor, tu corazón naufragó
y todo aquello que tanto añoró,
a él volvió.
En un mar de tristeza, envolvió la canción,
el triste marinero, que para mí la cantó.
En un mar de penas, la sirena a mí me habló,
y con esa dulce voz
a no dejar marchar lo que amamos me enseñó.
En un mar de gente, la sabiduría habló,
y con su sabia voz interpretó,
las vidas de aquellos hombres que al son
de la tristeza y el dolor cubren su corazón.
¿Y qué pasa con el amor?
Pregunté al viento sin compasión,
a las olas de un mar sin contestación,
a la lluvia que caía del negro sol...
Pero la respuesta no llegó,
el bravo mar no me quiso dar ninguna razón.
Pero aún así, seguí buscando un corazón,
puro, sabio, triste y con valor.
Un corazón como el tuyo que para mí cantó,
para mí gritó,
desde las profundidades del dolor
auxilio me pidió.
Y no le negué aquello que se me negó.
Así que ayuda le di yo.
De las profundidades salió,
cogido de mi mano de fuerza de valor.
En el dolor lo encontré yo
y al amor él huyó
después de que mi mano soltó.
Volvió a cometer el mismo error.
Pero ahora te lo traigo sin dolor,
sanado de tanta traición,
alegre y feliz, como nunca se vio.
Deseoso de encontrar al dueño que siempre le buscó.
Y ahora, aquí estamos los dos.
En frente del dueño del travieso corazón,
que en la mar se perdió.
Pero aprendió la lección
y yo cumplí misión."
Felizmente, la sombra el corazón devolvió
y por una oscura esquina se alejó.
Jamás ninguno de los dos le vio,
la sombra para siempre se marchó,
pero siempre que pudo, les visitó
y entre sus compañeras se escondió,
para ver que de nuevo, había ayudado a otro corazón.